3. LA RECUPERACIÓN DE INFORMACIÓN.


Lecturas recomendadas: MEADOW, 1992; GARCÍA MARCO, 1995a, 1996a; RIJSBERGEN, 1979; BLAIR, 1990; ELLIS, 1990, 1996; MACLEOD, 1991; INGWERSEN, 1992; SALTON y MCGILL, 1983; HEAPS, 1978; DESCHATELETS, 1986; BATES, 1981; BELKIN y CROFT, 1987; SARACEVIC et alii, 1988; CROFT, 1987; ROBERTSON, 1977; BELKIN, ODDY y BROOKS, 1982; WORMELL, 1988; FROST, 1989; GIL LEIVA y RODRÍGUEZ MUÑOZ, 1996; RIJSBERGEN y LALMAS, 1996; TURTLE y FLOOD, 1995.

3.1. Concepto de recuperación de información.

Cuando un usuario se plantea la necesidad de obtener nueva información sobre un asunto o materia de su interés, está manifestando una carencia, una situación irregular de sus estructuras mentales y cognitivas. Belkin, Oddy y Crofts han hablado de ASK, o "Anomalous State of Knowledge" (BELKIN, ODDY y CROFTS, 1982), un estado mental de incertidumbre que mueve al individuo a desarrollar una serie de acciones para salir de ese estado. Ingwersen deduce la existencia de un problema personal de espacio, "problem space" (INGWERSEN, 1992), por la diferencia entre el estado actual del conocimiento del usuario, y del estado que sería necesario para solucionar algún tipo de necesidad planteada. La respuesta a este tipo de situaciones es un conjunto de actividades que desarrolla el individuo para salir del estado anómalo, o para solucionar su problema de espacio, actividades que están íntimamente relacionadas con la adquisión de nueva información, y con el proceso comunicativo pertinente.

La recuperación de información es el conjunto de tareas mediante las cuales el usuario localiza y accede a los recursos de información que son pertinentes para la resolución del problema planteado. En estas tareas desempeñan un papel fundamental los lenguajes documentales, las técnicas de resumen, la descripción del objeto documental, etc. (CROFT, 1987) Todos estos factores ya han sido tratados exhaustivamente por la bibliografía especializada, por lo que no resulta necesario insistir sobre ellos en este lugar. Sin embargo, si es necesario recordar, como se ha señalado en la introducción, que la informatización de estas tareas se engloba dentro del campo de la Documentación Automatizada o Informática Documental.

Fig.3.1. Proceso genérico de recuperación de información.

En principio, la recuperación de información engloba las acciones encaminadas a identificar, seleccionar y acceder a los recursos de información útiles al usuario, sin perjuicio de otras acepciones del concepto, en las que puede profundizarse utilizando la bibliografía correspondiente (ROBERTSON, 1977). Como puede deducirse del capítulo anterior, el objeto documental se ha organizado y representado, utilizando una serie de normas y convenciones, en un soporte informático, mediante el diseño, creación y mantenimiento de bases de datos (RIJSBERGEN, 1979). La siguiente fase lógica es la recuperación del contenido de las mismas, siguiendo unos criterios de pertinencia. En el ámbito de la documentación automatizada, la recuperación de información adoptará la forma del acceso, selección y explotación de las bases de datos, utilizando diferentes técnicas.

El planteamiento de la recuperación de información (Information Retrieval, IR), en su moderno concepto y discusión, hay que buscarlo en la realización de los test de Cranfield (ELLIS, 1990: 1-17), y en la bibliografía generada desde ese momento y referida a los mecanismos más adecuados para extraer, de un conjunto de documentos, aquellos que fuesen pertinentes a una necesidad informativa dada. Las propias características de las entidades del mundo real, así como del tratamiento al que son sometidas, proveen a la representación de las mismas de un cierto grado de indefinición. Es decir, que el proceso documental, por muy alto nivel de perfección que pueda alcanzar, siempre introduce un factor de distorsión en la representación del documento. Si se considera que el acceso al documento se realiza casi por completo utilizando esta representación como intermediario, puede deducirse que los mecanismos en los que se basa la IR no son perfectos, sino que se verán influenciados por ese factor, independientemente de su validez técnica.

Los problemas de la IR resaltan todavía más cuando el usuario se sitúa en un entorno informatizado. Los niveles de definición y de relación presentes en un sistema de bases de datos relacional, por ejemplo, son más precisos y rigurosos que los existentes en un sistema de bases de datos documentales, y este rigor y control permite la recuperación de los datos necesarios en un momento dado de una forma rápida y eficaz, utilizando criterios casi inequívocos (MACLEOD, 1991). Por contra, la recuperación de información en un sistema documental, "documático", si bien a nivel técnico es rigurosa, depende en gran manera de los criterios utilizados en la representación del contenido del documento, y en los criterios utilizados en la representación ideal del documento que se utiliza en la recuperación. Influyen entonces factores ajenos al propio sistema informático, más relacionados con el intermediario humano entre el documento original y el sistema informático.

Ha sido Blair (BLAIR, 1990: 2-4) quien ha resumido las diferencias entre "data retrieval" (recuperación de datos, RD) e "information retrieval" (recuperación de información, RI), utilizando como criterios las siguientes cuestiones:

  • Según la forma de responder a la pregunta: en RD se utilizan preguntas altamente formalizadas, cuya respuesta es directamente la información deseada. En RI las preguntas resultan difíciles de trasladar a un lenguaje normalizado, y la respuesta es un conjunto de documentos que pueden contener, sólo probablemente, lo deseado, con un evidente factor de indeterminación.
  • Según la relación entre el requerimiento al sistema y la satisfacción de usuario: en RD la relación es determinística entre la pregunta y la satisfacción. En RI es probabilística, a causa del nivel de incertidumbre presente en la respuesta.
  • Según el criterio de éxito: en RD el criterio a emplear es la corrección y la exactitud, mientras que en RI el único criterio de valor es la satisfacción del usuario, basada en un criterio personal de utilidad.
  • Según la rapidez de respuesta: en RD depende del soporte físico y de la perfección del algoritmo de búsqueda y de los índices. En RI depende de las decisiones y acciones del usuario durante el proceso de interrogación.

Ha señalado este autor la importancia, en ocasiones ignorada, que tiene el factor de predicción. Predicción por parte del usuario, ya que éste debe intuir, en numerosas ocasiones, los términos que han sido utilizados para representar el contenido de los documentos, independientemente de la presencia de mecanismos de control terminológico. Este criterio de predicción es otro de los elementos que desempeñan un papel fundamental en el complejo proceso de la recuperación de información.

3.2. El problema de los lenguajes.

Una de las cuestiones a considerar es el problema planteado por la traslación de los conceptos a diferentes tipos de lenguajes, cada uno de ellos con características propias (DESCHATELETS, 1986). En un primer momento, el usuario plantea sus necesidades utilizando el lenguaje humano, principalmente en sus variantes escrita y oral. El mensaje emitido es recibido, en numerosas ocasiones, por el documentalista, que debe asegurarse de reducir al mínimo las posibles diferencias entre lo expresado por el usuario y su propia comprensión, confrontando el significado real de los términos para el usuario final, y ofreciendo al mismo otras posibilidades: eliminación de polisemias, uso de sinonimias... Esta primera transmisión y depuración del mensaje coincide con la fase clásica de entrevista, en un proceso de búsqueda documental.

Una vez establecido claramente el contenido del primer mensaje, en un lenguaje al que podríamos llamar, con las debida precauciones "clásico", los conceptos delineados y las relaciones entre ellos deben traducirse a un lenguaje documental. Esta es la segunda transformación que se realiza sobre los conceptos, y consiste en adecuar lo expresado por el usuario, conceptos y relaciones, a los términos y relaciones propios del lenguaje documental pertinente para cada caso. Entra en juego un "segundo lenguaje". Se trata, en este momento, de traducir los términos y expresiones utilizados por el usuario, a términos y relaciones entre los términos que estén contemplados en el lenguaje documental, independientemente de su tipo, que haya sido utilizado en la creación y representación de los documentos en la base de datos que se vaya a consultar. Resulta necesario utilizar los mecanismos de control terminológico establecidos para cada recurso de información. Por supuesto, es posible utilizar directamente los términos y relaciones obtenidos del "primer lenguaje", pero puede imaginarse fácilmente que los resultados no serán los adecuados.

Sin embargo, no será ésta la última transformación "lingüística" a realizar. Una vez obtenidos y validados los términos que deban utilizarse, así como las relaciones entre ellos, las expresiones resultantes deben transformase a un "tercer lenguaje", el cual cumple la función de interrogar, de una forma consistente y comprensible para el sistema informático y sus aplicaciones, la base de datos, con la finalidad de extraer de ésta aquellos documentos que cumplan los requisitos establecidos. A este tercer lenguaje se le denomina lenguaje de interrogación de bases de datos, y es el marco dentro del cual se deben introducir las expresiones del "segundo lenguaje". En este "tercer lenguaje" los términos y conceptos expresados en los anteriores serán válidos, pero será preciso utilizar las características propias del mismo en el momento de expresar las relaciones entre los conceptos.

Los procesos de transferencia entre los tres lenguajes suponen uno de los principales problemas en la recuperación de información en bases de datos. Mientras los "terceros lenguajes" sólo ofrecen problemas de tipo técnico, superables mediante la práctica, los procesos que rodean los "primeros y segundos lenguajes" se encuentran con un mayor nivel de azar, lo que repercute en la recuperación de información.. Para superar estos problemas se investiga en el desarrollo de nuevas técnicas que permitan superar, en lo posible, las diferencias de lógica entre los esquemas mentales de los usuarios, y los esquemas existentes en los lenguajes documentales y los lenguajes informáticos, más limitados y rigurosos. Se trataría, en este caso, de desarrollar intermediarios que facilitasen las transformaciones, de forma transparente para el usuario.

3.3. El proceso de recuperación.

Como se ha señalado anteriormente, el proceso de recuperación de información engloba numerosas tareas, de las que la consulta de recursos de información electrónica resulta ser una más de ellas (SARACEVIC et alii, 1988). No se van a analizar en este lugar los procesos relacionados con la definición de áreas de interés del usuario, ni con la utilización de los lenguajes documentales en la recuperación, aunque se haga referencia a estas funciones a lo largo de la exposición. Un proceso de recuperación, al que podríamos considerar "genérico" (BELKIN y CROFT, 1987) seguiría las siguientes fases:

  1. Definición de las necesidades informativas del usuario.
  2. Selección y ordenación de las fuentes a utilizar.
  3. Traslación de las necesidades del usuario al lenguaje documental propio de la fuente a utilizar en cada caso. Es posible, además, encontrar fuentes en las que no se utilice ningún tipo de vocabulario controlado, en cuyo caso resultará necesario afinar el trabajo terminológico.
  4. Traducción de la expresión de lenguaje documental al lenguaje de interrogación propio de cada sistema.
  5. Ejecución de las expresiones del lenguaje de interrogación obtenidas.
  6. Consulta de las respuestas obtenidas, para analizar su pertinencia o no a la cuestión planteada.
  7. Replanteamiento, si procede, de las expresiones utilizadas, si los resultados obtenidos no son pertinentes.
  8. Selección y obtención de los documentos que respondan a las necesidades manifestadas por el usuario.
  9. Transmisión del resultado, preparado adecuadamente, al usuario.

Todas las fases son susceptibles de tratamiento informático, aunque éste queda claramente resaltado en las fases 5, 6 y 8. La perspectiva tradicional de la teledocumentación (que se expondrá en el capítulo correspondiente), ampliamente expuesta en numerosas obras de referencia, ha servido como base a la estructura de fases propuesta, aunque es necesario puntualizar que la expansión y la aparición de nuevas técnicas informáticas pueden modificar tanto el planteamiento como la ejecución de las acciones encaminadas a acceder a la información.

Fig.3.2. Proceso de recuperación en un entorno informático.

Resulta necesario realizar una última aclaración, referida a la utilización del término "estrategia". La bibliografía suele utilizar esta palabra para hacer referencia a las ecuaciones utilizadas en un proceso de recuperación. Sin embargo, y desde una perspectiva tanto semántica como funcional, es más correcto utilizar el término estrategia para todo el proceso, o por lo menos para englobar las directrices generales definidas y utilizadas por el documentalista, usando el término "táctica" para las acciones más prácticas encaminadas a la obtención de los resultados. Desde este enfoque, la utilización de un conjunto de ecuaciones de consulta es más una táctica, siendo la estrategia la planificación de consulta de fuentes, los criterios de selección de las mismas, etc.

3.4. Lenguajes de interrogación y operadores.

Se puede definir a un lenguaje de interrogación como un conjunto de órdenes, operadores y estructuras que, organizados según unas normas lógicas, permiten la consulta de fuentes y recursos de información electrónica. El resultado de la combinación de estos elementos, siguiendo las normas establecidas, es una expresión, a la que se identifica con el nombre "ecuación", capaz de interrogar el contenido de la fuente de información. La definición mínima de un lenguaje de interrogación y de sus componentes puede encontrarse en el borrador de norma ISO 8777-1988.

Las normas lógicas que rigen un lenguaje de interrogación responden a cuestiones relacionadas con la coordinación de los elementos, es decir, con la formulación de ecuaciones. Estas normas (a modo de sintaxis) especificarán el orden de los elementos, la disposición de las estructuras, sus posibilidades combinatorias, las prioridades en la ejecución, y todo tipo de posibles funciones. Las órdenes serán aquellas palabras o abreviaturas que le indicarán al sistema las acciones a ejecutar (buscar la expresión, mostrar los documentos o registros resultantes, consultar el tesauro o los ficheros inversos, ejecutar un perfil de usuario...). Sin embargo, no todos los lenguajes de interrogación utilizan las mismas palabras como órdenes, aunque las órdenes ejecuten las mismas funciones. Existen intentos para homogeneizar la interrogación de las bases de datos, como el lenguaje CCL (Common Command Language) promovido por la Unión Europea, que aún no han alcanzado el objetivo para el que fueron desarrollados. A este panorama se une la proliferación de interfaces gráficos de usuario, que sustituyen a las órdenes y la sintaxis tradicional, dejando al usuario (si éste lo desea) sólo la labor de introducir los términos y los operadores que expresan las relaciones existentes entre ellos.

En un lenguaje de interrogación, los operadores son los encargados de expresar las relaciones que mantienen entre sí los términos que definen (más adecuado sería decir que pueden definir) las necesidades informativas del usuario. Pueden distinguirse diferentes tipos de operadores (SALTON y MCGILL, 1983), que se analizan a continuación.

3.4.1. Operadores lógicos (o booleanos).

Los operadores lógicos, llamados booleanos en honor a George Boole, precursor de la lógica simbólica y del álgebra de conjuntos, son los más utilizados en numerosos sistemas. El principio que rige la utilización de este tipo de operadores es que las relaciones entre conceptos pueden expresarse como relaciones entre conjuntos. Las ecuaciones de búsqueda pueden transformarse en ecuaciones matemáticas, que ejecutan operaciones sobre los conjuntos, lo que da como resultado otro conjunto. Los tres operadores básicos son el operador suma/unión (generalmente identificado como O/OR), el operador producto/intersección (identificado como Y/AND), y el operador resta/negación (identificado como NO/NOT). A su vez estos operadores pueden combinarse entre si, generando operaciones más complejas, como el O exclusivo (elimina la intersección), etc.

No deben obviarse los problemas que plantean los operadores booleanos, independientemente de su potencia. En primer lugar, siempre se plantean en términos de absoluto (presente/ausente), sin consideran el peso específico del término en el contexto. En segundo lugar, exigen un alto valor de precisión en los términos utilizados. Por último requieren claridad en la composición de las expresiones a buscar.

Fig. 3.3. Los tres operadores booleano básicos.

3.4.2. Operadores posicionales.

La utilización de operadores posicionales pretende superar algunas de la limitaciones que ofrecen los operadores booleanos. Toman como punto de partida la consideración del valor del término dentro del contexto, es decir, que la posición de ese término en relación con otros, o dentro del propio registro, es significativa para valorar su pertinencia a los objetivos buscados. Los operadores posicionales pueden dividirse en dos tipos:

3.4.2.1. Posicionales absolutos.

Son aquellos que permiten buscar un término en un lugar dado del documento o registro. Por regla general, son operadores de campo, es decir, permiten al usuario fijar en que campo o campos presentes en la estructura de base de datos debe aparecer el término buscado. La presencia del término en un campo dado (por ejemplo, en el campo título), puede ser una garantía de la adecuación del documento a los objetivos, en la mayor parte de las situaciones.

3.4.2.2. Posicionales relativos.

También llamados de proximidad, se trata de operadores que permiten establecer la posición de un término respecto a otro dado. Se considera que la cercanía entre los dos términos puede reflejar una íntima relación entre los conceptos reflejados por los mismos. Estos operadores permiten definir el nivel de proximidad entre los términos (mismo campo, línea, frase, número de términos significativos que los separa...).

3.4.3. Operadores de comparación.

Especifican el rango de búsqueda, fijando unos límites para la misma. Estos límites pueden ser tanto numéricos como alfabéticos, correspondiendo los operadores a formas del tipo "mayor que", "menor o igual que". Se utilizan principalmente en documentos que pueden contener datos numéricos.

3.4.4. Operadores de truncamiento.

Pueden darse situaciones en las cuales sea necesario utilizar no un término simple, sino también sus derivados, fijados por prefijación o sufijación, mínimas variantes léxicas, etc. Para facilitar la búsqueda de este tipo se han introducido operadores de truncamiento, a los que también se llama máscaras. Se trata de operadores (normalmente símbolos como *, \$), cuya presencia puede sustituir a un carácter o a un conjunto de caracteres, situados a la izquierda, dentro o a la derecha del término en cuestión.

En los actuales sistemas de recuperación de información es posible encontrar todos estos tipos de operadores, que pueden combinarse entre sí, permitiendo crear ecuaciones complejas que reflejan con bastante precisión los conceptos y sus relaciones. La combinación de los operadores debe respetar un conjunto de reglas, básicas en todos los sistemas, que establecen las prioridades y formas de ejecución de ecuaciones complejas, cuando éstas combinan más de dos conceptos. En primer lugar, los sistemas tienden a resolver, a ejecutar en primer lugar, aquellas expresiones que se relacionan utilizando el operador más restrictivo o prioritario. Por ejemplo, un operador posicional absoluto posee un nivel de restricción (una prioridad) mayor que un operador booleano, lo que significa que el sistema ejecutará antes la expresión cuyo operador es el posicional absoluto, combinando posteriormente el resultado con el operador booleano y su término relacionado. Sin embargo, pueden darse expresiones en las cuales sea necesario variar estas prioridades, y ordenar al sistema que ejecute en primer lugar expresiones con operadores de menor nivel de restricción, relacionando luego su resultado con términos a través de operadores más restrictivos. Para estas situaciones, se utilizan paréntesis, los cuales engloban a las expresiones que deben ejecutarse en primer lugar, independientemente de las prioridades fijadas por el sistema. La utilización de expresiones entre paréntesis hace posible, por ejemplo, que el resultado de una expresión con un operador booleano pueda ser combinada con un operador posicional absoluto. Además, los paréntesis pueden anidarse, resolviéndose las ecuaciones planteadas desde dentro hacia fuera, de la misma forma que las igualdades y polinomios matemáticos.

3.5. Estrategia de la interrogación.

Los lenguajes, sus órdenes y operadores son utilizados dentro del proceso de recuperación de información, la cual se encuentra almacenada en un repositorio, que suele ofrecer la forma de base de datos. La base de datos es consultada mediante la ejecución de búsquedas, expresiones que reúnen los elementos citados con anterioridad, y cuya resolución da como resultado aquellos elementos que responden a la lógica expresada en la búsqueda. El término "estrategia", en lo que se refiere a la consulta de bases de datos, ha servido para identificar diferentes enfoques y conceptos, que engloban desde la visión general del proceso hasta la formulación de ecuaciones individuales

La estrategia debe ser un plan ideal de interrogación de la base de datos que incluya el objetivo de la búsqueda, el plan general y el plan específico de operación. El objetivo de la búsqueda se obtiene identificando que tipo de información se necesita y sus características. Una vez definido el objetivo, debe establecerse un plan general de operación, que incluya una selección de la base o bases de datos a consultar, las primeras aproximaciones a los términos a utilizar en las ecuaciones, así como las posibles relaciones lógicas. El plan específico de operación se pone en marcha una vez obtenidos los resultados del anterior, y debe formular ecuaciones y utilizar términos con el mayor grado de precisión, establecer una secuencia lógica con todo ello, y redefinirlo si es preciso. Independientemente de ambos planes, resulta necesario conocer con anterioridad la respuesta a varias cuestiones que afectan a la interrogación de la base de datos, tales como el contenido y alcance de la base de datos, coste de consulta, lenguaje y operadores a utilizar durante las consultas, límites preestablecidos (por el usuario o el sistema)... todas ellas afectan y modifican el enfoque del interrogador.

3.5.1. Tipos de estrategia.

En el momento actual, parece más adecuado utilizar el término para identificar el plan general de búsqueda. No existe una única ni perfecta aproximación a las estrategias de interrogación de bases de datos. En la mayor parte de las ocasiones depende de la experiencia del usuario y de la calidad del contenido de los registros existentes en la base de datos, especialmente en lo que corresponde a su control terminológico. La estrategia depende, en gran manera, de la formación, intuición y experiencia del usuario. Tomando en consideración la intención del interrogador, la bibliografía señala que pueden varios tipos principales de búsqueda, que pueden clasificarse en dos grandes grupos, sin perjuicio de que puedan darse situaciones en las que se combinen (MEADOW, 1992: 243-251; BATES, 1981; TURTLE y FLOOD, 1995):

  1. Categorización por objetivo:
  2. Búsqueda de elemento conocido: se trata de búsquedas en las cuales el interrogador sabe cual será la respuesta, cuyo contenido, por ejemplo, utiliza para completar una referencia bibliográfica, o utiliza un número de inventario para comprobar el contenido de un registro dado.
  3. Búsqueda de información específica: el interrogador busca una información específica dada, generalmente sobre un tema concreto y limitado, como trabajos publicados en un año o por un autor.Búsqueda de información general: intenta buscar la información sobre una materia o asunto, de forma general, que obtenga una visión global del estado de la misma.
  4. Exploración de la base de datos: se trata de conocer que tipos de información y/o documentos se encuentran almacenados en la base de datos, a qué pueden responder y cómo pueden utilizarse.
  5. Categorización por plan de operación:
  6. Búsqueda directa: se trata de una aproximación expeditiva, en la que se intenta resolver el problema con la formulación de una única consulta. Como puede deducirse, resulta difícil obtener buenos resultados con la misma.
  7. Búsqueda "breve": es una evolución de la anterior, en la que se trata de recuperar unos ítems significativos entre un gran número obtenido tras una sola ecuación.
  8. Ampliación: comienza con ecuaciones muy restrictivas, que ofrezcan documentos pertinentes. Tras analizar la respuesta, el usuario puede ampliar o expandir las ecuaciones de búsqueda hasta recuperar toda la información existente. Puede ofrecer problemas si la ecuación inicial no es adecuada.
  9. Restricción: opuesta a la anterior, formula ecuaciones que ofrecen resultados muy amplios, para posteriormente utilizar ecuaciones más restrictivas, hasta delimitar los documentos pertinentes.
  10. Construcción de bloques: intenta establecer bloques de información que respondan a los componentes de su lógica, para combinarlos entre sí posteriormente, hasta encontrar una combinación que responda a las necesidades planteadas.

3.6. La exploración como mecanismo de recuperación.

Las limitaciones inherentes al proceso de recuperación mediante ecuaciones han conducido a experimentar otras aproximaciones. Una de las más utilizadas es aquella que utiliza la exploración, es decir, el acceso a los documentos mediante técnicas de visualización de parte de su contenido que puede ser relevante, y la posterior asociación con otros documentos de perfil similar. Para Doyle (ELLIS, 1990: 22-23), esta capacidad de exploración debería ser fundamental en los sistemas. El usuario accede a un listado o enumeración de elementos descriptivos, y mediante un proceso de selección de elementos, va centrando el objetivo de su búsqueda. Los criterios utilizados por el usuario se basan en la deducción y la asociación de conceptos (aproximación ésta similar a la que utiliza un sistema hipertextual -ver infra el capítulo pertinente-) frente a la lógica de conjuntos que se plantea en un sistema de ecuaciones. Este tipo de representación es más adecuada para reflejar la polirepresentación que un concepto puede tener para un usuario individual. En cambio, la utilización de la exploración suele realizarse en entornos en los cuales el usuario no posee una idea clara de cual debería ser la mejor táctica para aproximarse a la información que precisa. Por lo tanto, la cuestión clave a considerar en un sistema de exploración es combinar las ideas y esquemas del usuario con el esquema de organización de la información que ofrece el sistema (INGWERSEN, 1992: 135-140). Esta es la aproximación que pretenden desarrollar los enfoques cognitivos, poniendo su énfasis en el intermediario que debe existir entre el modelo del usuario y el modelo del sistema.

3.7. Revisión y análisis de resultados.

El resultado de la ejecución de una ecuación de búsqueda es un conjunto de documentos que cumplen las condiciones expresadas en la ecuación. Se trata, a su vez, de un subconjunto del conjunto total de documentos existentes en el recurso o fuente de información consultado. Sin embargo, puede darse el caso de que la respuesta sea un número excesivamente elevado de documentos, o un número mínimo. Por otra parte, los documentos resultantes responden a la lógica y a las condiciones expresadas en la ecuación de búsqueda, lo cual no supone, como ya se ha señalado, que sean pertinentes a las necesidades del usuario. En realidad, es posible ejecutar ecuaciones perfectas, desde un punto de vista funcional (operadores, términos...), sin que los documentos resultantes reúnan las características que los harían deseables para el usuario.

Para superar esta posible distorsión en los resultados es necesario valorar y evaluar la respuesta a las ecuaciones planteadas. La primera modificación a realizar en la formulación de las ecuaciones afecta al número de respuestas obtenidas. En el caso de un excesivo número, se utilizan técnicas de restricción, mediante la introducción de términos más específicos, desechar términos generalistas, o limitar los truncamientos. En el caso de un número muy reducido, las acciones a tomar son las contrarias: utilizar términos más generales, incluyendo derivados y relacionados, limitar los operadores más restrictivos, añadir truncamientos, etc. Si se da la situación de ecuaciones correctas funcionalmente, pero sin respuesta adecuada, sería necesario replantear el proceso de recuperación, especialmente en la utilización de los lenguajes documentales y en la selección de fuentes.

Los resultados de una búsqueda se pueden valorar cuantitativamente utilizando dos parámetros, que son la llamada y la precisión (GARCÍA MARCO, 1996a: 63). Estos parámetros combinan el número de documentos pertinentes y no pertinentes, y recuperados y no recuperados, según las siguientes fórmulas (HEAPS, 1978: 28):

Pertinentes No pertinentes
Extraídos a b
No extraídos c d

La tasa de llamada responde a la fórmula a/(a+c), y debería situarse entre el 0,6 y el 0,8. La tasa de precisión responde a la fórmula a/(a+b), y se sitúa entre 0,2 y 0,8. El principal problema para calcular la tasa de llamada es conocer la variable c, casi imposible de ajustar en situaciones normales de recuperación de información, por lo que se suelen utilizar técnicas estadísticas y de muestreo para obtener valores fiables.

3.8. Recuperación de información y sistemas expertos.

Los sistemas expertos, con su capacidad para combinar información y reglas de actuación, han sido vistos como una de las posibles soluciones al tratamiento y recuperación de información, no sólo documental. La década de 1980 fue prolija en investigación y publicaciones sobre experimentos de este orden, interés que continua en la presente década. En resumen, un sistema experto es una aplicación capaz de realizar las tareas propias de un experto humano en un área restringida. Se compone de una base de datos, de una base de reglas y de un motor de inferencia (FROST, 1989). La base de datos almacena el conjunto de datos o documentos sobre los que se desea ejecutar una serie de acciones. La base de reglas contiene un compendio de reglas lógicas que el sistema debe utilizar para desarrollar razonamientos, así como las normas que permiten combinar las reglas, por último, el motor de inferencia es el encargado de ejecutar las órdenes del usuario, utilizando como criterios las reglas, y como material de partida el contenido de la base de datos, hasta alcanzar una conclusión simulando el razonamiento que seguiría el experto humano. El desarrollo posterior de estos sistemas ha traído un conjunto de nuevas aplicaciones a las que se identifica como Sistemas Basados en el Conocimiento (SBC), que incorporan técnicas más sofisticadas como la lógica difusa, razonamiento basado en modelos, etc., y lo que puede ser más interesante para el especialista en información, medios de recuperación de información deductiva (FROST, 1989: 6).

Lo que diferencia a estos sistemas de un sistema tradicional de recuperación de información es que estos últimos sólo son capaces de recuperar lo que existe explícitamente, mientras que un sistema experto debe ser capaz de generar información no explícita razonando con los elementos que se le dan (WORMELL, 1988). Pero la capacidad de los SE y de los SBC en el ámbito de la recuperación de la información no se limita a la recuperación. Pueden utilizarse en ayudas al usuario, en selección de recursos de información, en filtrado de respuestas... (ALBERICCO y MICCO, 1990) Un SE/SBC puede actuar como un intermediario inteligente que guía y apoya el trabajo del usuario final. Para desempeñar de forma adecuada esta tarea, los enfoques centrados en la creación de modelos de las estructuras cognitivas del usuario son los más prometedores (INGWERSEN, 1987).